intrascendencias

La infatigable máquina de gastar los cuartos tan duramente ganados que llevo dentro no descansa nunca.

Pero nunca, nunca. Y en navidades, con la extra, que no la cesta*, tan cerca, menos aún.

El caso es que llevo tiempo dándole vueltas a la idea de buscar una mochila, que no bandolera, que permita llevar a la vez portátil y cámara de fotos, que sea ligera, resistente, impermeable, que esté convenientemente compartimentada, que no llame demasiado la atención, y que sea barata.

Es obvio que no la he encontrado.

Pero sí he encontrado una mochila que cumple con todas las características anteriores, excepto con una, que es, como no podía ser de otra manera, la del precio. Y es la de la fotografía que tan apropiadamente ilustra el texto: el modelo puppet de Crumpler.

La mochila es impermeable, tiene un compartimento removible para portátil de 12" (o algunos modelos de 15"), bandas laterales para colocar el trípode o un monopié, compartimentos para un cuerpo de cámara y dos objetivos, y no sé cuántas cosas más.

Y todo por el módico precio de 160 euros. Casi ná.

Pero, eso sí, yo he visto *esa* mochila por la calle. Y mola que te cagas (hay que ver lo vulgar y soez que me vuelvo en cuanto se empieza a hablar de cacharritos).

*Nota: Sarcasmo, no ironía. Para que se vea la riqueza de registros que uno atesora.