Enfocando por adivinación
El otro día presenté en sociedad a Henri (léase angggggrrrrí), cámara totalmente manual, como corresponde a su fecha de construcción. Tan totalmente manual, que hay que enfocar a mano, lo que hace que el proceso de disparo sea de todo menos rápido.
Pero, la mente humana, que es muy inteligente (al menos en algún que otro caso) hace ya tiempo que inventó una solución para poder enfocar, si se me permite la expresión, a ojo.
Las lentes suelen tener marcada una escala de distancias. Bien, pues lo primero es calcular por adivinación la distancia a la que se encuentra el sujeto que se quiere inmortalizar, y ajustar la escala de la lente a ese valor. Si el sujeto está a ocho metros, la lente se colocará en el 8. Sencillo, por ahora.
A continuación, hay que manipular la apertura de la lente para que proporcione la mayor profundidad de campo posible (cerrando lo más posible), así se asegurará una zona alrededor de esa distancia en la que todo estará enfoncado. Obviamente, al cerrar la lente habrá que disminuir la velocidad de obturación (dejando la cortinilla más tiempo abierta).
El resultado final es que se puede disparar sobre una zona algo más amplia, sin necesidad de enfocar entre foto y foto.