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Nikkor AF 50mm f1.8 D

Nikkor 50Mm

Al final cayó, y tras cuatro días de uso intenso, es buen momento para repasar lo bueno y lo malo de este objetivo.

En primer lugar, aunque es un 50mm, hay que tener en cuenta que en una reflex digital en realidad es equivalente a un 75mm (la explicación del porqué, para otro día, que será el día después de que lo entienda yo).

El objetivo es autofoco, con apertura máxima de f/1.8, y mínima de f22. El ángulo de visión es de 46 grados, y la rosca para filtros es de 52 mm de diámetro.

La primera duda ante un objetivo de tanta apertura es si la nitidez será suficientemente alta. Y lo cierto es que a aperturas medias (entre f5 y f11 sobre todo) la agudeza de las imágenes es excepcional. Sin embargo, a su apertura máxima sí se nota cierta pérdida de agudeza, pero esa pérdida no es un problema, sino que en cierto modo es una ventaja, ya que esas son las aperturas ideales para realizar retratos (por aquello de la escasa profundidad de campo), y en esas circunstancias un poco de suavidad en la imagen mejora el resultado final (se suavizan las facciones, se difuminan arrugas y manchas).

Además, una apertura tan grande, aunque resulte una obviedad decirlo, permite disparar en interiores o en situaciones de luz baja sin aumentar la sensibilidad de la película, o en exteriores a velocidades altas, por lo que puede ser ideal para hacer fotos a niños pequeños, por ejemplo.

El bokeh es uno de las características más discutidas de esta lente. Como concepto subjetivo que es, hay opiniones para casi todos los gustos. Personalmente, creo que es un poco duro a la mayor apertura, pero me gusta bastante el desenfoque a f/2.8. Cuestión de gustos...

El motor de enfoque es un poco ruidoso, aunque enfoca bien, y comparado con el objetivo del kit de mi cámara (un 28-80 G) es bastante rápido. Además, el anillo central, aunque es móvil, no gira al enfocar, por lo que no es necesario recolocar los filtros. La rosca de enfoque tiene las correspondientes marcas de distancia, para poder enfocar de noche a mano.

En general, me parece un objetivo muy bueno, no sólo para retratos, sino para el uso diario, ya que es pequeño y ligero. Que estoy contento con la compra, vaya.