Botellón (I)
Recuerdo, no sin cariño, el día en el que le expliqué a mi santa madre (santa por el castigo que la cayó con estos hijos, no por otra cosa) porqué servidor y los amigos bebían litronas en la calle. Porque entonces no se llamaba botellón, que eran litronas.
El razonamiento sigue siendo similar: por el precio de una caña, bebemos los cinco amigotes durante un par de horas.
Por tanto, no se entiende muy bien qué es lo que está mal. ¿Que se beba en la calle o que se beba en la calle sin que alguien se forre?. Vale, sí, ensucian. Como las manifestaciones que no son en contra de nadie. Vale, sí, molestan a los vecinos. Y las obras, y siguen ahí.