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El triunfo del "fin de la historia"

Intento no leer los comentarios de El País muy a menudo, porque la vida diaria ya es lo suficientemente dura, pero hay veces que las buenas intenciones no son suficientes.

Me voy a permitir copiar y pegar un comentario a una de las editoriales de ayer.

Hola soy simpatizante del pp por que creo que son los unicos "gestores" que realmente se preocupan de los problemas de los "ciudadanos". Eso creo que deben de hacer los politicos, gestionar "nuestros dineros" y nos hacen que vivamos mejor. Ejemplo, Esperanza Aguirre en Madrid, esta mujer no para de inaguarar Colegios, Geriatricos, carreteras, Metros, Hospitales. Y creo que en esto no hay discusión. Yo voto por los gestores y no los que palabrean y pierden el tiempo en cosas que no nos llevan a ningun sitio. Y creo que hemos perdido 3 años, o mas... en fregaos que no interesan nada mas que a unos iluminados.

Tremendo. No tanto por el comentario en sí, que está, para lo que se despacha po la intergüé últimamente, formulado en forma más que correcta y respetuosa, sino por lo que significa de síntoma de una enfermedad preocupante.

El estado no es una empresa, y la política no es algo equiparable a la gestión de una empresa. La eficacia del sistema no debería medirse por lo bien asfaltada que esté la calle donde vive el señor del comentario anterior, sino por lo cerca que se está o no de alcanzar un equilibrio social satisfactorio.

¡Uy, que ha dicho equilibrio social! Pues sí. Pero tranquilos. Equilibrio social no tiene porqué ser un concepto equivalente a "abolición de la propiedad privada". Pero sí que quiere decir que todos tengamos las mismas oportunidades de acceso a los servicios más importantes, como la sanidad o la educación, servicios que sean proporcionados por el estado, por la representación institucional de la sociedad, no por la capacidad económica de cada individuo.

Equilibrio social tambien quiere decir que los de los barrios tengamos servicios que funcionen igual de bien que los del centro. Que tengamos un transporte digno y con ciertas garantías de funcionamiento, que tammbién pase por aquí algún barrendero de vez en cuando, que haya cierta red que facilite la integración, o al menos el aterrizaje de los inmigrantes, que la gente mayor reciba alguna ayuda, o que los niños puedan jugar en algún sitio.

Aguirre no para de inaugurar, cierto. Más ahora que se acercan las elecciones. Pero ¿no sería interesante que también se preocupara de que lo que no inaugura funcione como debe? Como por ejemplo, el Metro y los hospitales. Porque de los colegios (públicos, claro) ya no hablamos.

Sí que hay discusión. No se puede gestionar la cosa pública con criterios empresariales, porque eso sólo lleva a la situación actual, a la que hemos llegado tras años de auténtico desmembramiento del estado. No puede ser que nuestra prioridad como sociedad no sea el que seamos capaces de reducir las desigualdades, el que intentemos que la vida de todos sea como mínimo digna, sino el que las cuentas públicas estén en números positivos. Porque, por cierto, eso tampoco lo han conseguido ni Aguirre ni Gallardón. ¿O quién va a pagar, si no, las últimas inauguraciones?

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