Y somos un coñazo
La comida ha estado bien (shushi, cosas macrobióticas, flanes de postre), pero claro, ha llegado el momento en el que han comenzado las demos y conferencias.
Si dios nos ha dado a los programadores la capacidad de saber qué le pasa al word de todos nuestros familiares, sin verlo, no nos ha regalado el don de hacer las presentaciones agradables / amenas / divertidas.
Qué ladrillo.