Ya que estamos...
...sigamos haciendo amigos.
Hoy se anuncia en la prensa gratuíta que como mucho a finales de año comenzará a haber cobertura para los móviles en el Metro de Madrí.
Como dudo mucho que eso sea lo que necesitemos los desarrolladores de aplicaciones móviles para el esperado despegue de la plataforma, intentemos analizarlo desde otro punto de vista, el de sufridor.
- Se acabó lo de "Amado jefe, lo siento, estaba en el Metro y por tanto fuera de cobertura, por lo que su llamada a horas tan intempestivas no ha podido alcanzar mi terminal. ¡Qué pena!". Se acabó la disculpa, porque, evidentemente, a servidor no le van a pillar con el teléfono encendido a según qué horas
- Se acabó el último reducto, el único sitio donde uno estaba seguro de que no iba a tener que escuchar ninguna conversación privada y fuera de su incumbencia.
Al hilo del punto dos, me voy a tomar la libertad de contarles una pequeña historia. Imaginen: día de Navidad de 2005, en un tren en el que servidor tuvo que hacer el viaje entre Valladolor y Madrí de pié dado el elevado número de viajeros y la aparente falta de umbral superior en el servicio de venta de billetes de RENFE.
Como a la altura de Medina del Campo, noble villa, un señor de unos treinta y pico (STP, en adelante) recibe una llamada telefónica. Voy a intentar transcribir la parte de la conversación que tuve el vergonzoso honor de escuchar.
(Sonitono "Tengo la camisa negra")
STP: Sí, cariño, ya estoy en camino, prepárate...
Pausa
STP: No, no, mejor ven a mi casa, que te voy a hacer una cenita y te voy a poner unas velas de sándalo...
Pausa
STP: Sí, vale, pero ponte el top negro, que me pone más.
Pausa
STP: No, la camisa blanca nueva no, que me corta todo el rollo, que pareces una monja
Pausa
STP: Hombre sí, te marca las tetas bastante, pero qué quieres que te diga, me corta el rollo.
(Debe haber problemas de cobertura, así que eleva la voz)
STP: QUE SÍ, QUE TE MARCA LAS TETAS, PERO QUE ME CORTA EL ROLLO
Pausa
STP: Eso, y si te apetece, la minifalda azul.
(La conversación continúa en esos términos un par de minutos más)
Podría pensarse: mola, un tío sin complejos, que vive su sexualidad sin vergüenza, al que no le importa lo que digan los demás, que sabe lo que quiere, y lucha por ello. Pero ¿de verdad era necesario que yo me enterara de todo eso?.
Pues ahora, también en el metro.
Por cierto, la historia anterior es cierta. Si alguien quiere compartir alguna experiencia similar, que no se prive...