El arco
La fina línea entre el emocionado lirismo y el más puro tostón debe ser bastante fina. O tal vez es que los criterios para colocar a una película en un lado u otro de la susodicha son bastante volubles.
Hoy ha tocado ladrillo, comencemos destripando el final. Al igual que pasó con Primavera, verano, otroño, invierno... y primavera, donde se supone que había una tierna, poética y candorosa historia yo no he sido capaz de ver más allá de una historia un poco truculenta y con una finalización delirante. Debe ser que no me he dejado embriagar por la inocencia ni por la humanidad de los protagonistas. En fin.
Eso sí. Es justo reconocer lo bien que está narrada la progresión en la relación entre los dos protagonistas, como era de esperar de una película de este director, sin recurrir al lenguaje oral. Innegable.
Resumiendo. Si en Hierro 3 tocó ver lirismo y poesía, hoy ha tocado ladrillo del que duele. Eso sí, como siempre, aquí pueden leer lo que dice una señora a la que le ha gustado mucho. Y lo que dice otra señora a la que no le ha gustado tanto.
Y por cierto, si uno se pasa la peli hablando, aunque se quede a ver los créditos (en coreano), no da el pego como cinéfilo.